Este cómic data del lejano 2003. Fue en su momento un ejercicio para la facultad. Justo cuando empezábamos a estudiar el barroco y nacía mi amor por Caravaggio, como bien lo atestigua la pseudo portada de la historia.
Lo bueno de las historias mudas que es tanto un contenido como un continente. En este tipo de narraciones, el lector tiene mucho más protagonismo, agregando a los dibujos y los espacios entre ellos la intención que su ánimo en el momento de la lectura le genere.